Hace poco cerró el Triskel, lugar de encuentro de melómanos, drogadictos, vagos y expresidarios, que alguno habría. Y fue imposible no acordarme de los buenos momentos que ese bar a dejado en mi memoria, y por un momento me sentí viejo, recordando con añoranza el pasado, que ahora me doy cuenta, siempre será mejor.
Me embriagaron recuerdos, sentimientos, licores, aspiraciones, en el triskel me reí, me enfadé, escupí y a veces, sólo a veces vomité. Hoy, al lado de Ruper, ya en mi interior peino canas, y sonrío porque, al final, alguien se acordará que yo y Diego ganamos la última partida de futbolín en el Triskel, que en paz descanse.
3 comentarios:
Juas, cojonudo, como todas las entradas.. Sigue dandole caña
y yo estuve presente en esa partida histórica... eres un crack! sigue deleitándonos!!
un beso desde iruña/Xixon
Bueno, que la de antes era yo... gajes del oficio... ups!
Publicar un comentario